
¿Alguna vez os habéis sentido perdidas sin saber qué camino tomar? ¿Con dudas y con miedos? Pues así me sentía yo antes de ir al Retiro a Tierra de Budas. Cuando decidí ir tenía clara una cosa: cuando volviera a casa sería una mujer diferente… Y no me equivoqué.
Si me dieran a elegir un momento en concreto del fin de semana, no sería capaz, porque absolutamente todo desde que me levantaba hasta que me acostaba era un aprendizaje: cada desayuno, comida y cena compartí y aprendí tanto de mis compañeras que sentía que el universo me hablaba a través de sus palabras. Hoy me siento libre, valiosa y entera.
Haber tomado la decisión de darme un espacio para mí misma es lo mejor que puedo trasmitirles a mis hijas.
Repetiré una y mil veces más.

“Creo que cada viaje es una ocasión de celebrar la vida. Celebrarla con mayúsculas, con todo tu corazón y tu imaginación. Nunca es la misma persona la que emprende un viaje y la que regresa de él. Hay una transformación, un cambio, un renacimiento de una parte de ti que quizá estaba escondida o a la que la rutina no te dejaba llegar.
Te animo a que encuentres el tuyo, a que te atrevas. Te recomiendo que te viajes por dentro para llegar a tu verdadera esencia. Cuando lo consigas, tu vida comenzará de nuevo.”

Fui al primer viaje. Ni por asomo mi mente y mi corazón podrían haber imaginado lo que allí ocurrió. Me encontré en un lugar precioso, con una energía muy distinta a lo que día a día estoy acostumbrada. Amparo nos cuidó con mucho mimo. Todo estaba riquísimo y cuidado al detalle. Las habitaciones preciosas y súper cómodas; y el entorno, un lugar ideal para cuidarse y quererse.
No puedo explicar con palabras lo que ocurrió allí: emociones, sentimientos, risas, lágrimas… Pero todo con un fin: salir de allí con más poder del que fuimos.
Y lo consiguieron. Sacamos muchísimas cosas positivas. Sólo puedo dar las gracias a Carol, Esther y Miriam porque, a pesar de que no sabía muy bien por qué iba, algo dentro de mi me decía que tenía que ir. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Y repetiré siempre que pueda, porque se que estar con ellas me va a dar equilibrio, paz, amor propio, risas, lágrimas, aprendizaje y sobre todo, poder.

Cómo resumir mi experiencia en ese mágico viaje en pocas palabras.
Decir en primer lugar que nunca había viajado sola, pero algo dentro de mí me decía que tenía que ir, que tenía que vivir esta experiencia. Mi intuición fue acertada, ya que viví algo tan mágico y maravilloso que provoco un cambio en mi interior. Consiguió cargar unas pilas que andaban algo fundidas y conocí gente que me lleno el corazón. Todo estaba preparado con tanto mimo y cuidado que te hacían sentir como si estuvieras en tu casa, con todos tus amigos.
Y que decir de Esther, la Coach, o Miriam, la profesora de yoga; y por su puesto Carolina, además de tremendas profesionales, son tan buenas, cariñosas y cercanas. Vivo con gran ilusión el próximo retiro de febrero.

Cuando supe que Carolina estaba planeando hacer un retiro, no dude ni por un minuto que tenía que ir.
Para mí era un reto este retiro, ya que era la primera vez que me iba a separar de mi bebé de 8 meses. Era un reto, sí, pero un reto necesario porque necesitaba unos días de descanso, desconexión y de encontrarme conmigo misma.
Desde el momento en el que salí de Madrid la magia se comenzó a fluir.
El ambiente, los talleres de Miriam y Esther y los paseos por ese maravilloso entorno superaron con creces las ya muy altas expectativas que llevaba.
Sin lugar a dudas repetiré en el siguiente retiro. Gracias a Viajes del yo por hacer posible esa magia.